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En esta oportunidad me gustaría traer a colación apartes del artículo titulado “Life´s work: An Interview with George Mitchell”, publicado  en el presente mes por Harvard Business Review, en relación con una entrevista realizada al ex senador y negociador para la paz en Irlanda del Norte y en Oriente Medio, George Mitchell, por considerar de gran relevancia sus comentarios al resultar de total aplicación al proceso de paz que vive nuestro país. Cabe anotar que los mismos serán contextualizados al escenario colombiano.

En la entrevista en cita, el señor Mitchell señala cinco puntos cardinales para lograr el éxito en una negociación de paz: a) conocer de forma profunda la historia y la naturaleza del conflicto. Es necesario que los negociadores enviados por el gobierno y por las Farc, conozcan la historia del conflicto. Sólo conociendo qué pasó se entenderán las condiciones actuales y se podrán proponer soluciones eficientes.

b) Entender que la solución planteada debe ser propuesta por las partes en conflicto.  No se trata que Cuba, Noruega o cualquier otro país planteen una solución descontextualizada de la naturaleza del debate. Deberán ser el gobierno, en representación de la sociedad colombiana, y la Farc quienes determinen el camino a seguir, habida cuenta que serán ellas las que asumirán las consecuencias de su decisión.

c) Se requiere tener una capacidad enorme de paciencia y perseverancia. Señala el señor Mitchell, que duró cerca de cinco años trabajando en el proceso de paz de Irlanda del Norte  y, alrededor de tres años, en Oriente Medio; lapso durante el cual las partes tuvieron que sobrepasar un sinnúmero de contratiempos. En palabras suyas, “no se puede tomar el primer o el segundo o el décimo No como respuesta final. Se debe perseverar.” Al respecto, como sociedad debemos entender, por un lado, que tropiezos como los sucedidos en los últimos días en Caquetá, Putumayo y Nariño son esperables en un proceso que cuenta con  más de cincuenta años de desarrollo y, por otro, que no podemos poner en jaque el proceso de paz ante respuestas negativas por parte de las Farc, ni por parte del gobierno.

d) Se debe obtener el mejor entendimiento posible acerca de los objetivos básicos de cada parte del conflicto. Según Mitchell, una de las cuestiones más sorprendentes en una negociación es lo poco que las partes tienen claro los objetivos del otro extremo, lo que implica que la negociación se torne aún más compleja.  Como conglomerado, considero que este es el punto más álgido por el que atraviesa Colombia. Tachamos de inaceptables los argumentos de la contraparte por estar inmersos en la ilicitud, cuestión que entiendo totalmente. Sin embargo, nosotros, así como los medios de comunicación que tanto peso tienen en el país, debemos ser conscientes que la guerrilla no va negociar la paz cuando la propuesta que les plantea la sociedad, es la rendición total y la correspondiente judicialización. Eso no es  negociar, eso es imponer y las Farc  no lo van a aceptar.

e) Se debe estar dispuesto a asumir riesgos cuando los mismos se justifiquen. El riesgo no sólo está representado en proponer una fecha límite en la firma de la paz, sino en “darnos la pela” de perdonar y permitir la inclusión social de los guerrilleros. Soy consciente que no es fácil perdonar, ni mucho menos olvidar a personas que tanto daño le han hecho al país. Pero tampoco podemos seguir llorando a nuestros familiares y amigos por el resto de la vida.